1.- Creer que sus empleados deben sentirse afortunados por tener un trabajo.
Los empleados talentosos siempre tendrán ofertas de trabajo atractivas que pueden elegir. El interés de RH es que sus mejores empleados permanezcan e intentar que se sientan afortunados por trabajar en su empresa, no sólo por tener un puesto estable.
2.- Dar por hecho que los empleados son capaces de saber lo que piensa la empresa.
Comunicarse abiertamente con el equipo de colaboradores, tenerles al corriente de las realidades que afectan a su departamento o empresa, incluidas las económicas, y evitar perjudicar la relación profesional y laboral.
3.- Ignorar los rumores.
Si no se transmite las novedades que surjan en su entorno de trabajo al personal a su cargo, este se informará en otras fuentes que podrían ser poco fiables.
4.- No mostrar reconocimiento hacia su equipo.
Como gestor de personas reconocer que podrían demostrar más apoyo y reconocimiento a sus equipos. Los elogios nunca son suficientes, siempre y cuando sean concretos, sinceros y oportunos.
5.- Reservar los elogios para el final.
Es importante expresar elogios, reconocimientos o gratitud a lo largo de todo el proceso de trabajo, con el fin de fomentar la motivación y la productividad. No hay que esperar al final.
6.- No apoyar a los empleados.
El ejecutivo de RH, debe defender a los miembros de su equipo, así como a otros, especialmente si alguna vez les ha criticado injustamente. Si da la cara por ellos, ellos la darán por él.
8.-Reducir el gasto en formación.
Mejorar las habilidades de los empleados reportará grandes beneficios a corto, medio y largo plazo a la compañía. La mejor inversión es en la formación continua en periodos de demanda de mayores conocimientos.
9.-Pensar que es lo mismo estar ocupado que ser productivo.
Es importante recompensar a los empleados basándose en los resultados que generan en función de los objetivos organizacionales. Medir el trabajo realizado efectivamente, no las horas ‘de presencia’.
10.-Hacer que el trabajo sea una “misión imposible”.
Decidir qué proyectos son cruciales, cuales delegables, definir las tareas menos trascendentales.
11.-Esperar tiempos mejores.
Si tiene una idea brillante, no espere a que la economía se recupere y desaparezca, las crisis son las mejores épocas para ponerlas en práctica.
12.-Sacrificar la calidad.
No dejar que la calidad de su servicio disminuya porque su equipo esté desbordado. Su impacto establecerá un precedente que será difícil cambiar cuando la carga de trabajo regrese a su nivel normal.
13.-Hacer los recortes equivocados.
No suprima las ventajas competitivas con las que, antes del periodo de dificultades, solía acostumbrar sus clientes. En caso de recortar personal no presentar un status claro del estado del talento y sus diversas inversiones, retorno de las mismas, recuperación de su expertiz.
14.-Descuidar el servicio de atención al cliente.
El servicio de atención al cliente es más importante que nunca cuando la situación económica es difícil. Si descuida a los empleados de este servicio podría perder clientes actuales y potenciales.
15.-No apoyar decisiones tomadas de sus empleados.
Permita que su equipo tome decisiones para que las experiencias de los clientes y los empleados sean positivas. Oriénteles sobre cómo resolver los problemas de la mejor manera posible y dígales lo que han hecho bien y lo que podrían haber hecho mejor.