En una encuesta se plantea que el 90% de los trabajadores dicen que pasan el 30% de la mitad del día trabajando en equipo.
Y en otra se indica el 86% de los empleados y ejecutivos citan la falta de trabajo en equipo y la colaboración efectiva como fuente de fallos del lugar de trabajo.
Cada vez más el trabajo de hoy es impulsado por equipos
Los descubrimientos recientes en neurociencia orientan cómo construir mejores equipos y con mayor eficacia. No trabajar en contra de nuestra biología y aprovechar el potencial sinérgico que existe. Los cerebros están diseñados para la conexión, lo que ayuda a crear lazos significativos y distinguir quien es amigo o enemigo. Pero el construir y gestionar equipos se activar esas estructuras cerebrales para la confianza y colaboración o para el conflicto y la competencia.
1.- Honrar el poder de las interacciones de las personas
La tecnología hace posible poder trabajar con otros a través de una pantalla de vídeo, por teléfono, nuestro cerebro está constituido para llevar a cabo interacciones en persona.
Nuestro cerebro lee el significado y la intención en los demás a través de observar cambios micromusculares en la cara, lenguaje corporal y las señales de feromonas.
Mucha de esta información se pierde cuando no estamos en persona, en el vídeo se pierde la tercera dimensión que puede marcar la diferencia para leer con precisión su significado.
Cuando los equipos se encuentran en la etapa inicial de construcción y de confianza, dan prioridad a las conexiones en persona. Si no se puede, entonces se necesita equilibrar con interacciones más frecuentes y en profundidad.
2.- Seleccionar y desarrollar líderes cuya fuerza cultiva la colaboración
Un equipo requiere tanto de la inteligencia emocional y la capacidad de cómo llevar a cabo la armonía de un grupo ante otros.
La mayoría de los líderes de equipo son seleccionados en base a sus éxitos como contribuyentes individuales. Podría perjudicar al crecimiento del equipo, si no saben cómo pasar de intérprete a facilitador.
Hay que buscar líderes que ya son facilitadores naturales y que amplíen sus habilidades de líder del equipo a través de la capacitación y entrenamiento.
3.- Construir la seguridad psicológica
Estudios han mostrado que la seguridad psicológica es el diferenciador clave para que los equipos prosperen, como el sentimiento de confianza, que no se avergüence, rechace o castigue a alguien por plantear ideas, preguntas, inquietudes o errores.
El clima de equipo se caracteriza por la confianza interpersonal y el respeto mutuo en el que las personas se sienten cómodas, y siendo ellas mismos. Tarea difícil en todos los aspectos que están profundamente arraigadas en nuestra biología.
Reunir y configurar un grupo de personas, que funcione en conjunto, que active la confianza, sin un clima de conflicto y culpa.
4.- Mantener a los equipos responsables como una unidad
Trabajar en equipo es un reto, porque estamos reuniendo a una amplia gama de estilos de trabajo, habilidades, motivaciones y personalidades que se espera que trabajen en cohesión.
Se debe considerar a todos igualmente responsable de los éxitos o fracaso del equipo. Esta es la única manera de ser auténticamente motivados para trabajar a través de las diferencias, así como recuperarse de errores.
Cuando nos equivocamos, podemos activar el desamparo aprendido, algo que puede paralizar una función u organización durante años.
Fuente: ATD