5 cuestiones para RH acerca de los códigos de vestimenta

Código de vestimenta
Los códigos de vestimenta son convenientes, por lo que se debe considerar que en algunas áreas de la organización existan algunas restricciones. No obstante, no debe haber discriminación y con una buena comunicación. En algunos sectores sí es importante y se puede ser restrictivo, siempre con sensibilidad.
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La rigidez en la vestimenta ha cambiado con el tiempo, pero aún es importante tener una buena presencia.

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RH debe respetar siempre los derechos constitucionales de los empleados.

Las camisetas, los jeans y los peinados estrafalarios, los tatuajes y piercings han llegado a los centros de trabajo, por lo que hoy, muchos RH deben preguntarse si los códigos de vestimenta han dejado de ser importantes en los entornos laborales, o si sólo se han adaptado a la flexibilidad de los nuevos tiempos.

A continuación, 5 reflexiones para tomar medidas teniendo en cuenta que cada centro de trabajo y negocio es diferente:

1. ¿La libertad es para todos?

Lo primero que impacta en los demás cuando conocen nuestro negocio es el aspecto de nuestros colaboradores: la imagen que proyectamos es la base con la cual muchas personas nos catalogan. RH debe ser sensible, ante las áreas que están mayormente expuestas ante los clientes, con quienes podría tener restricciones explícitas.

2. Discriminación.

El uso obligatorio de tacones es una de las prácticas discriminatorias más comunes. Si bien las compañías pueden establecer ciertas políticas o códigos de control de imagen para sus trabajadores, no serán válidas ni adecuadas sino existen ciertos límites. En especial si no se respetan, entre otros derechos, los de la propia imagen. No debe existir discriminación por razones de género, ideología o religión.

3. La vestimenta que usamos es una poderosa forma de comunicación.

Transmite atributos como autoridad, confianza, credibilidad, profesional, ambición o creatividad. En gran medida, somos juzgados por la manera en que nos presentamos.

Ir vestido muy en línea con las últimas tendencias puede ser indicativo de que nos encontramos ante una persona proactiva y a quien podría ser que no le asustan los retos ni los cambios.

4. En determinados sectores o profesiones el hábito sí hace al monje.

O por lo menos, su ausencia puede resultar un tanto desconcertante. Una indumentaria determinada, acorde con ciertos arquetipos, suele ayudar a generar confianza de cara a la imagen exterior (por ejemplo: la bata de los médicos).

RH debe incitar a vestirse en función de lo que somos, y hacerlo con coherencia hacia nuestra identidad y hacia lo que queremos mostrar.

5. Puedes sensibilizar sin ser restrictivo.

Hoy en día, también es una habilidad del profesional el tener la suficiente versatilidad para adaptar la vestimenta al ámbito concreto de actividad o contexto en el que se vayan a prestar los servicios.

La vestimenta puede verse como una estrategia de posicionamiento personal y profesional.