Harvard Business Review publicó las siguientes reflexiones sobre las oportunidades que empezarán a surgir en nuestras organizaciones y que debemos estar preparados para incorporarlas en nuestras culturas organizacionales.
La Peste Negra en la década de 1300 rompió el sistema feudal arraigado en Europa y lo reemplazó con el contrato de trabajo más moderno. Apenas tres siglos después, una profunda recesión económica, gracias a la guerra de 100 años entre Inglaterra y Francia, inició un importante impulso de innovación que mejoró radicalmente la productividad agrícola.
Con la actual pandemia, ya estamos viendo señales tempranas de un cambio en el comportamiento de los consumidores y las empresas. Las empresas tecnológicas y no tecnológicas están alentando el trabajo remoto, la rentabilidad de las aerolíneas se ve afectada por la baja ocupación de los asientos, las cadenas de suministro se ven interrumpidas en todo el mundo y las tiendas minoristas se están quedando sin ibuprofeno, productos secos y papel higiénico en masa.
Algunos de estos cambios son respuestas directas a corto plazo a las crisis y volverán a niveles normales una vez que se contenga la emergencia sanitaria.
Sin embargo, algunos de estos cambios continuarán, creando una interrupción digital a largo plazo que dará forma a las empresas en las próximas décadas.
La innovación a largo plazo y los cambios en las tendencias se producirán a medida que los consumidores y las empresas intenten seriamente normalizar el impacto en las dimensiones psicológicas y económicas, siempre que se alcance la contención y se resuelva el impacto biológico.
Es sencillo predecir que el nuevo virus será un acelerador para el trabajo remoto y la educación en línea.
Lo que es más difícil de entender es lo que sucederá una vez que la mayoría de la fuerza laboral necesite trabajar en conjunto de manera remota e indefinida.
La pandemia es un shock terrible para la economía global, así como para los miles de personas y familias a las que ha afectado.
Las empresas a corto plazo deben garantizar que la salud y la seguridad de sus trabajadores, socios y proveedores sean lo primero.
A largo plazo, la emergencia ha cambiado irrevocablemente la forma en que las empresas competirán en la próxima década.
Las empresas que eligen capitalizar estos cambios subyacentes tendrán éxito y las que no se verán afectadas.