Los 10 puntos de impacto para desatar otra gran depresión

Amenazando Trump con aumentos en los aranceles

Los aranceles también se aumentarían en los precios para los consumidores estadounidenses. Si los otros países adoptan represalias similares imponiendo sus propios aranceles –lo cual derivaría en una guerra comercial mundial. ¿Quién será el ganador y quién el perdedor en las renegociaciones del TLCAN?

Arancel o un impuesto a los bienes importados.
EU grava ciertos productos de otros países, neumáticos de China, acero de Japón, buscan proteger compañías EU.
Desea aplicarlos a las compañías de EU que hayan reubicado sus instalaciones en otros países, 35 % autos fabricados por compañías EU en México.
Empleos que salgan EU, impuesto fronterizo significativo al producto cuando ingrese.
Arancel prohibido en el TLC, intenciones de renegociar ese acuerdo.

En la Cámara de Representantes, se analiza requerir reformular su aplicación a corporaciones de EU.
Gravar importaciones de las empresas, no a sus exportaciones.
Temen que los impuestos aumenten en costos de los bienes importados.

Impuestos México frente al TLCAN

En un libro del 2011, mencionó un impuesto del 20 % a cualquier país extranjero que envíe bienes a EU.
En campaña, atrajo apoyo de trabajadores del sector manufacturero, molestos por la pérdida de empleos. Sugirió un impuesto del 45 % en productos de China y 35 % de México.
En la primera conferencia de prensa de elección, prometió un “gran impuesto fronterizo” para las firmas que trasladen empleos al extranjero. Recientemente, señaló que es partidario del libre comercio siempre que éste sea leal. Estas son las razones estratégicas de su negociación.

Al eliminar los beneficios que obtienen las compañías al fabricar en países con bajos salarios.
Las automotrices pagan a los trabajadores mexicanos un 80 % menos que a los de EU, en remuneración total por hora.
Las automotrices puede ahorrar 600 dólares por vehículo en costo de mano de obra en ensamblaje de auto de tamaño mediano.
Costos unitarios de la mano de obra en China, menos de la mitad de los de EU, en 2001 cuando China ingresó a la OMC, casi se igualaron.
México también tiene acuerdos de libre comercio con la UE y una docena de otros países, lo que le otorga acceso libre de aranceles en importantes mercados.
EU no tiene tantos acuerdos, sus exportadores están en desventaja.
Muchos fabricantes mexicanos están integrados a las cadenas de producción de EU; un dólar de exportaciones mexicanas tiene alrededor de 40 centavos de contenido estadounidense.

Se creó el impuesto federal a la renta en 1913, los aranceles fueron la principal fuente de ingresos del gobierno EU y en 1930, se aprobó la Ley de Smoot-Hawley, aumentándose los aranceles al nivel más alto del siglo XX.
Objetivo proteger a los trabajadores y los agricultores estadounidenses durante la depresión, pero hizo que sus socios comerciales impusieran sus propios aranceles.
Después de la 2ª guerra mundial, las principales economías acordaron reducir los aranceles a través del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) y su sucesora, la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Los últimos 70 años, EU ha intentado reducir las barreras comerciales al libre comercio a través de la baja de aranceles.

Maquinarias, minerales, indumentaria y calzado.
Los productos no agrícolas, representan 96 % de los bienes importados a EU, que tienen un arancel promedio del 2%.
50 % de todos los bienes industriales que ingresan a EU están libres de aranceles, pagando en su mayor parte la indumentaria, el calzado y los vehículos a motor.
Desde 1994, con el TLCAN gradualmente ha eliminado todos los aranceles en los 3 países. Los aranceles recaudaron alrededor de 35 mil millones de dólares para EU en 2015.

El presidente EU, tiene autoridad unilateral en materia de política comercial, siendo excepcionalmente fuerte para un gobierno que se basa en pesos y contrapesos.
Constitución donde otorga al Congreso, el poder de regular el comercio con otros países. Los legisladores a través de los años, han delegado gran parte de ese poder a la rama ejecutiva.
Conforme a la Ley de Comercio Exterior de 1974, Trump puede imponer aranceles y cupos a los países que violan acuerdos comerciales o utilizan prácticas comerciales desleales.
Una sección autoriza al presidente a gestionar los déficits de la balanza de pagos mediante la imposición de sobrecargos temporales a las importaciones de hasta un 15 por ciento por un período de hasta 150 días.
En 2009 Barack Obama usó la Ley de Comercio Exterior para imponer un arancel a las importaciones chinas de neumáticos.

Trump puede invocar la Ley de Facultades Económicas en Casos de Emergencia Internacional de 1977, que permite a un presidente restringir las importaciones si ellas representan un riesgo para la seguridad nacional.
Podría incluso usar la oscura Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, que le permite restringir el comercio en tiempos de guerra, aunque la “guerra” sea contra terroristas y no contra China, México o cualquier otro país que él quiera castigar con aranceles.
Richard Nixon usó por última vez esa ley para imponer aranceles en 1971, citando la guerra de Corea, que había terminado décadas antes.

Podría aprobar una ley que invalide los planes de aranceles de Trump, pero eso requeriría de una mayoría de dos tercios en ambas cámaras para superar el veto.
Trump podría imponer aranceles unilateralmente, estas podrían violar las obligaciones de Estados Unidos con la OMC y el TLCAN.
Lo cual eso no lo detendría: Trump podría abandonar el TLCAN simplemente dando a Canadá y México un preaviso de seis meses.

País afectado por un arancel de EU podría iniciar un proceso legal en los tribunales estadounidenses o en la OMC.
China o México podrían responder con sus propios aranceles sobre compañías y bienes específicos.
El diario estatal chino The Global Times describió una posible represalia de “ojo por ojo” contra las órdenes de compra de Boeing o las ventas de Apple.
Compañía de EU afectada por arancel podría intentar imponerse en tribunales argumentando que la Ley de Comercio Internacional de 1974 permite a los presidentes tomar como objetivo a los países, no a las compañías.

Fuente: El financiero