1. No definir el propósito.
Generalmente, las transformaciones empresariales se basan en nuevos elementos estructurales: políticas, procesos, instalaciones y tecnología. Algunas compañías también se enfocan en los comportamientos: definir nuevas prácticas, capacitar a s personal en nuevas habilidades o pedir a los empleados que desarrollen nuevos productos. Lo que hay que pensar, es el porqué de la transformación a realizar y definir las mejoras que vamos a obtener tras el proceso.
2. No preguntar acerca de las inseguridades y temores a los involucrados.
Cuando se descuida lo que la gente piensa y siente no se emprende con éxito, pues puede presentarse una resistencia al cambio. Para dar vida a la estrategia, hay que empezar por conocer las creencias fijas, las suposiciones profundamente arraigadas y los puntos ciegos de los colaboradores.
3. No darle prioridad a la transformación de los líderes experimentados.
Debido a las complejidades de las innovaciones digitales, RH debe aprovechar el talento de los colaboradores más experimentados: puede ayudarlos a definir sus tres principales prioridades dentro de la trasformación. Luego, RH puede guiarlos por medio de un ejercicio estructurado que considere profundizar en sus calendarios.
A partir de este ejercicio será posible evaluar si están aprovechando su tiempo para obtener la mayor ventaja, incluida la de reservar tiempo para la renovación.
4. Regresar a las viejas prácticas.
Tendemos a desarrollar un sesgo de confirmación: buscar evidencia que refuerce lo que ya creemos y que minimice o descarte lo que no creemos. Sin embargo, deberíamos utilizar nuestra capacidad de pensamiento crítico para evaluar nuevas posibilidades.
5. Poner en segundo plano el gran impacto de los líderes sobre la mentalidad colectiva.
A medida que los líderes comienzan a cambiar la forma en que piensan y sienten, tienen una mayor capacidad para modelar comportamientos nuevos y comunicarse con otros de forma más auténtica y persuasiva.
Incluso los empleados altamente resistentes al cambio tienden a seguir a sus líderes, simplemente porque la mayoría de la gente prefiere encajar con los demás, en lugar de sobresalir.
