1. Comience con el trabajo, no con la tecnología.
La integración óptima de humanos y de los autómatas requiere una mayor capacidad para deconstruir el trabajo en elementos discretos: ver las tareas de un trabajo como componentes independientes y fungibles.
La IA (Inteligencia Artificial) y la robótica realizan cada vez más los aspectos rutinarios de los trabajos de cuello blanco, reservando lo no rutinario a los humanos.
2. Comprender las diferentes oportunidades de automatización del trabajo.
La IA puede admitir tres tipos de automatización: automatización de procesos robóticos (RPA), automatización cognitiva, y robótica social.
RPA automatiza tareas administrativas de alto volumen, baja complejidad y administración rutinaria: es el lógico sucesor de externalizar muchos procesos administrativos, reduciendo aún más los costos y aumentando la precisión.
3. Gestionar el desacoplamiento del trabajo de la organización.
El trabajo humano que se crea o permanece después de la automatización no se adaptará fácilmente a los trabajos tradicionales. Tampoco se obtendrá siempre este tipo de trabajo de manera óptima a través del empleo.
Las cadenas de suministro actuales rastrean los componentes de los productos tanto a nivel atomizado como agregado.
4. Visualice nuevamente la organización.
La organización debe reconsiderarse como un centro y una fuente de capital para un ecosistema de proveedores de trabajo.
Dichos proveedores incluyen la IA y la automatización, pero también incluyen fuentes humanas como empleados, contratistas, trabajadores independientes, voluntarios y socios.